dimecres, 7 de març del 2007

Clarividència comunicativa des de Girona

L’Ángel Rodríguez de Girona ens passa l’entrevista que va sortir dijous passat a Catalunya Cristiana. En Josep Àngel Colomés ja n’ha fet un resum, per tant m’estalvio de fer-lo jo. A més, li ha donat peu a una idea. Però ho destaco perquè hi surten idees ben interessants sobre comunicació i església. Per exemple, és clarivident la necessitat d’enviar també per mail les homilies, adaptades a la lectura davant de la pantalla. I sobretot ho destaco perquè és una entrevista en positiu: més que lamentar-se fa propostes sobre tot allò que es podria fer.

2 comentaris:

eloi ha dit...

Molt interessant aquesta entrevista. D'això de l'església i els mitjans de comunicació telemàtica hi ha molt que parlar, molt que reflexionar i encarar bé la situació. Si en Manuel Hernández i un servidor tinguéssim més temps podriem passar a net les reflexions que vàrem fer en el seminari "fonaments per a un temple virtual" però... no es pot fer tot en aquesta vida.
Concretant en això de l'entrevista... té raó, sembla mentida que a les webs dels bisbats hi hagi tants telèfons i tantes poques adreçes d'e_mail, planes webs de parròquies i blocs. Todo se andará (espero jo)

Pauper maestus ha dit...

http://debellopallico.blogspot.com/2007/03/la-estrategia-de-farsalia.html

LA ESTRATEGIA DE FARSALIA

Pompeyo pensó que llevar la campaña de Grecia era una idea brillante, pero se equivocó. Mucho se ha discutido sobre su negativa a combatir a César en Italia. Yo no creo que fuera ni un acierto ni un error, sino una de las opciones que pudo tomar y tomó, sin más. Es cierto que tenía muchísimos más hombres que César, pero los 3.000 con los que el conquistador de las Galias cruzó el Rubicón eran veteranos curtidos y Pompeyo sabía de sobra que en Italia César no se dejaría coger en una emboscada. Además, las legiones de las Galias ya marchaban hacia la Península Itálica para apoyar a su jefe y encima las ciudades italianas le recibían como a su salvador, por lo que corría el riesgo de ser él y no César el que acabara cayendo en esa emboscada.
Pompeyo había aprendido la lección en España combatiendo a un brillantísimo Sertorio, cuya muerte prematura le impidió llegar a ese Olimpo de dioses para codearse directamente con los más grandes. La estrategia de Pompeyo era alejar a César lo más posible de sus líneas naturales tanto de suministros como de hombres que estaban en las Galias y salir de Italia, que irremediablemente se había declarado cesariana. Si Pompeyo hubiera continuado en Italia hubiera perdido la guerra sin necesidad de una batalla. ¿A dónde ir entonces? Podía haber ido a España, donde sus legados Afranio y Petreyo tenían un poderoso ejército, pero eso suponía tener que cruzar el mar con naves de altura exponiéndose demasiado ya que no podrían costear. La tierra que se extendía entre los Pirineos y los Alpes, a excepción de Marsella, era zona cesariana y por allí no podría cruzar de ninguna manera, por eso optó por ir a Grecia, más cerca de ese Oriente donde se había hecho famoso y en el que tantos amigos tenía y de cuyos inmensos recursos podría disponer. Pero en Grecia se dejó atrapar en Dyrrachium por una brillante maniobra de César que comenzó a construir una circunvalación de asedio tipo "Alesia" pero muy mejorada con fortines externos y varias líneas de defensa. Dos cabecillas eduos de la caballería cesariana, al ser descubiertos malversando los fondos de sus hombres, corrieron a pasarse al Pompeyo al que detallaron el sistema de fortificaciones y su punto débil. Pompeyo reaccionó al fin y contraatacó antes de que estuviera terminada la obra por la parte más débil. César perdió 500 hombres y se retiró de allí seguido a distancia por Pompeyo hasta llegar a Farsalia.
Estratégicamente, Farsalia fue un error tremendo de Pompeyo. Yo opino que la verdadera clave de la derrota pompeyana fue, en realidad, más estratégica que táctica, ya que la decisión de plantarle cara a César la tomó presionado por la corte de mamelucos que lo seguían cacareando y atormentándole con sus tonterías. Es evidente que Pompeyo no deseaba un enfrentamiento directo con César, al que temía y con razón. Pompeyo no era nada tonto y sabía perfectamente que el ejército de Julio César, aunque muy inferior numéricamente, era muy superior tácticamente. La estrategia de Pompeyo era seguir a César pisándole los talones, estorbando sus suministros y aprovisionamiento para ir acorralándolo en Grecia, forzándole a fortificarse, tal y como el mismo Pompeyo había hecho en Dyrrachium y que había estado a punto de costarle la derrota.
Esta estrategia es buena, pero tiene un problema fundamental: no se puede emplear una estrategia que el enemigo acaba de emplear contra ti, y más si ese enemigo se llama Cayo Julio César. Si Pompeyo hubiera continuado con su juego del ratón y el gato, no es de extrañar que el ratón hubiera acabado encontrando un sitio adecuado para tenderle al gato una trampa en la que se dejara las uñas y el bigote. Exactamente igual que hizo cuando derrotó a Ambiórix en 54 aC.
Cuando tras Dyrrachium César llegó a Farsalia, acampó en el lugar presumiblemente menos bueno del terreno, dejándole a Pompeyo levantar su campamento fortificado en el que, según los cánones, era el mejor lugar. ¿Cómo es posible que César hiciera algo así? Realmente llevaba haciendo cosas así años y años en las Galias, dando al enemigo ventajas que luego su genio manipulaba convirtiéndolas en desventajas. Para Pompeyo el campamento era algo crucial, pero para César no era más que un complemento estratégico y no táctico. En doce años de campañas continuas sólo hay dos excepciones: Britania y la mencionada batalla contra Ambiórix. En el caso británico no podía actuar de otro modo, ya que tenía que proteger a su flota y las fortificaciones del campamento eran la llave que guardaba su vuelta a las Galias. Con Ambiórix, César utiliza su campamento como cebo. Realmente el campamento no tiene más función que la de ocultar su brillante maniobra. César es un estratega de la movilidad, del recorrido, y sobre todo, tácticamente, de la maniobra, por lo que para él el campamento sólo tiene una función meramente complementaria. En realidad le daba igual que Pompeyo estuviera allí o en otra parte, ya que él tenía muy claro que la batalla se decidiría en campo abierto, allí donde sus legiones podrían demostrar su superioridad, y si Pompeyo creía que su campamento estaba en mejor lugar, pues más confiado se volvería.
Por otra parte, César no tenía fuerzas suficientes para intentar un asalto al campamento fortificado de Pompeyo, por lo que su única opción era tratar de provocar a Pompeyo para que aceptara el combate, cosa que éste hizo dilapidando así la valiosa ventaja estratégica conseguida en Dyrrachium que fue estúpidamente despilfarrada. César es un genio en estado puro que convierte los reveses de Gergovia y Dyrrachium en las victorias de Alesia y Farsalia aprovechándose hasta de los elementos desfavorables, manipulándolos para utilizarlos a su favor. Tras el revés de Gergovia César se retira atrayendo a Vercingetórix a su terreno y el caudillo galo muerde el anzuelo. Tras el revés de Dyrrachium hace lo mismo con Pompeyo y éste también muerde el anzuelo siendo atraído hasta Farsalia.
¿Es que Pompeyo no había leído los Comentarios de la Guerra de las Galias que ya habían sido publicados?